LOS VIAJEROS Y LA HOSPITALIDAD

El viajar ha sido inherente en el ser humano desde el inicio de su historia, bien por motivo de negocios y transacciones comerciales, bien por necesidad –para mudarse o emigrar a otros lugares en busca de fortuna o un mejor futuro personal o familiar-, bien por razones políticas o militares, o bien por el mero placer de descansar y/o descubrir nuevos lugares. Sea la razón por la que el hombre se haya tenido que desplazar, la necesidad de alojamiento ha estado unida a ese “fenómeno”.

Ya que, en un principio, no había lugares donde hospedarse, cuando los viajeros querían descansar, montaban sus tiendas o tan solo se acomodaban en el suelo a la intemperie y se cubrían con mantas u otras prendas de abrigo. Obviamente, si el tiempo no acompañaba se buscaban refugios en cuevas o lugares protegidos.

En tiempos antiguos, la hospitalidad (fi·lo·xe·ní·a, término griego que se traduce “hospitalidad” y cuyo significado literal es amor –afecto o bondad- a los extraños”) hacía que se acogiera y agasajara con amabilidad y generosidad a los invitados o a los extraños.

Por ejemplo, en la época de los patriarcas, aunque los egipcios y otros pueblos practicaban la hospitalidad, esta era una característica sobresaliente de los semitas. Cuidar de los que estaban de viaje se consideraba una parte integrante de la vida, y se trataba al visitante con mucha gentileza, sin importar que fuera un extraño, un amigo, un pariente o un invitado. Así, en los pueblos más pequeños, al extender hospitalidad al viajero, por ejemplo, …

  • … se le saludaba con un beso, en especial si se trataba de un pariente
  • … un miembro de la casa, por lo general un sirviente, le lavaba los pies. Si no había sirvientes, el anfitrión ponía un recipiente con agua a disposición del visitante, y este se lavaba los pies. El que el propio anfitrión lavase los pies de la persona invitada constituía una especial demostración de humildad y afecto hacia él.
  • … como muestra de cortesía, hasta se untaba con aceite o ungüentos perfumados en la piel o en la cabeza del invitado, ya que servía para limpiar y suavizar la piel al tiempo que contenía fragancias, muy útiles para evitar rozaduras y la irritación de la piel, aparte de servir de “desodorante” corporal en los países cálidos, donde solía escasear el agua.
  • … se alimentaba y atendía a sus animales
  • … solía pedirse al visitante que se quedase a pasar la noche o a veces incluso varios días
  • … durante su estancia se consideraba que estaba bajo la protección del amo de la casa. Esto hacía que arriesgaran o expusieran su propia vida por defender y mantener la integridad física de su invitado
  • … cuando marchaba, a veces se le acompañaba parte del camino

Pronto se vio que esto podía tener una vertiente comercial, por lo que el hospedaje fue una de las primeras actividades comerciales, en las que los viajeros podían intercambiar dinero o mercaderías a cambio de alojamiento, es decir, cama y alimento, así como un lugar donde cobijar los animales con los que viajaban. Así, aparecieron las posadas y mesones….

En siguientes entregas haremos un repaso por los antecedentes, historia y evolución del hospedaje a través de los siglos hasta nuestros días.

(J.A.T.)