Transfusiones de sangre: nuevos grandes riesgos.

En 1940, Karl Landsteiner descubrió el “Factor RH”, nombrándolo así por el mono utilizado en sus investigaciones (macaco rhesus). Este importante descubrimiento parecía que daba con una tecla que impediría las muertes causadas por el desconocimiento de este “factor”. Pero el avance del uso de las transfusiones de sangre traería nuevos grandes riesgos.

La II Guerra Mundial dio un gran empuje a las transfusiones. Se calcula que, en ese período, en los EE.UU., se donaron unos 13.000.000 de unidades de sangre, y, solo en Londres, se recogieron y distribuyeron más de 260.000 litros de sangre. Poco después, las transfusiones de sangre llegaron a ser una práctica común en todo el mundo. Pese a esto, no tardó en manifestarse inquietud por las enfermedades asociadas a ellas:

Hepatitis: Durante la Guerra de Corea, el 22% de los receptores contrajo esta enfermedad, que era el triple de las registradas en la II Guerra Mundial. Según algunos cálculos, unas 3.500 personas morían anualmente de hepatitis causada por transfusiones, aunque otras fuentes multiplicaban esa cifra por 10, y causaban daños a otros 50.000, aunque el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) de EE.UU., indica que las cifras anuales para la Hepatitis B es de unos 200.000 o más, siendo conservadores. Los nuevos procesos de la sangre hicieron que el contagio de la Hepatitis B disminuyera. Pero apareció la Hepatitis C, infectando a 4.000.000 de estadounidenses, según algunos cálculos. Si bien ha disminuido el contagio, muchos temían que aparecieran nuevos contagios… y es lo que ocurrió.

SIDA (VIH): En los años 80 apareció el mortífero SIDA. En Francia, entre 1982-1985, se contagiaron unas 6.000-8.000 por las transfusiones. De las infecciones del VIH, un 10% en África y 40% en Pakistán provienen de las transfusiones. Hoy es más infrecuente en países desarrollados, pero no en los que están en vías de desarrollo.

Aun así, el miedo de los expertos es que, si seguimos usando la sangre como medicina, a través de las transfusiones, podemos estar en un “período ventana” y tengamos que enfrentarnos a una nueva y grave enfermedad, como ya ocurrió con el VIH. El riesgo está ahí ya que hace algo más de una década se practicaban anualmente 1.000.000 de transfusiones en España y más de 70.000.000 en todo el mundo.

EL OBSERVADOR

La próxima semana abordaremos el tema: “Rechazar la sangre: razones”