Viktor Burakov.

Hablar de detectives famosos trae enseguida a nuestra memoria personajes de ficción, como Sherlock Holmes, Hércules Poirot, Miss Marple, Auguste Dupin y otros protagonistas de series televisivas. Si pensamos en personajes reales quizá nos fijamos en Allan Pinkerton (1819-1884), quien fundó la primera agencia de detectives del mundo en el Lejano Oeste, quien persiguió a famosos forajidos como los hermanos Frank y Jesse James, y famoso por crear la primera base de datos con información sobre los crímenes cometidos en los EE.UU. También pensamos en el francés Eugène-François Vidocq (1775-1875), con un pasado criminal y que llegó a ser el primer director de la Sûreté Nationale, y que ya analizamos en una entrada anterior.

Pero quizá uno de los más importantes -pero quizá poco conocido, pese a ser bastante reciente- sea Viktor Burakov, oficial de la Milicia (Policía soviética) de la extinta URSS. El gran trabajo profesional que realizó fue tan impresionante que tanto el FBI como la CIA lo reconocieron como el mejor detective del mundo.

El binomio Viktor Burakov-Coronel Mikhail Fetisov, después arduas e infructuosas investigaciones, se completó al incluir, por primera vez, a un psiquiatra: Alexandr Buchanovsky.

El ciudadano Andrei Chikatilo había empezado a asesinar en el año 1978; pero las autoridades rusas consideraban cada víctima como caso independiente, no estando dispuestas a admitir que en la URSS había asesinos en serie, considerando que esto era un signo de la decadencia occidental. Fue en 1984 cuando admitieron que, en efecto, tenían entre manos a un asesino en serie.

El psiquiatra Buchanovsky hizo una primera aproximación al perfil del asesino, aunque, al final, su informe “Ciudadano X” fue “engordando” hasta las 65 páginas, aportando “rasgos” que encajaron en Chikatilo.

  • Debía tener entre 25 y 50 años.
  • Debía medir aproximadamente 1,67.
  • Debía ser heterosexual.
  • No era creativo ni demasiado inteligente, aunque él si se lo creía.
  • Tendría antecedentes de violencia sexual.
  • Era narcisista y arrogante.
  • Era tímido, aunque integrado en la sociedad.
  • No estaría casado y, en caso de estarlo, su mujer llevaría una vida independiente.

Los investigadores debían moverse con mucho cuidado dada la actitud de las autoridades y con un perfil inicial muy superficial. Pero el trabajo fue arduo, calculándose:

  • 500.000 de detenidos
  • 5.845 fichas con antecedentes
  • Interrogatorio a 10.000 enfermos mentales, 419 homosexuales y 163.000 conductores.

Todo esto llevó a la primera detención del ciudadano Chikatiloen septiembre de 1984– quien, para entonces, ya había cometido 32 asesinatos. Parecía que el caso se resolvía. Pero las circunstancias, y en concreto, el ADN, se pusieron en contra de los investigadores: las muestras de sangre de Chikatilo (salieron, mal leídas, como tipo A) no coincidía con su semen (tipo AB) encontrado en las víctimas. A este dato inusual se le unió la oposición de las autoridades a admitir asesinos en serie en el estado soviético y el hecho de que éste era miembro del Partido Comunista, por lo que fue dejado en libertad.

Viktor Burakov y su equipo no se dio por vencido y el 20 de noviembre de 1990 detuvieron a Chikatilo tras asesinar a una joven de 22 años, la última de una tanda de 21 asesinatos más, en total 53.

En los interrogatorios no admitió su culpabilidad hasta que Buchanovsky, el psiquiatra, “conectó” con él y a través de la empatía y compasión, haciéndole ver que entendía que había sido un niño maltratado, confesando y admitiendo así los crímenes cometidos.

Se le juzgó en febrero de 1992 y fue declarado culpable en octubre de ese año. Fue ejecutado, el 14 de febrero de 1994, de un tiro en la nuca.

Unas 700 personas formaron parte del equipo de investigación de Viktor Burakov, el cual, tras 15 años de investigación, finalmente, logró capturar a Chikatilo y acabar con este asesino en serie.

J.A.T.

Agradecimiento fotograma cabecera: HBO