La atmósfera se compone de diferentes gases aunque en la antigüedad se creía que estaba compuesta de una sola sustancia. A finales del siglo XVIII, los científicos descubrieron que está constituida, principalmente, por 2 gases complementarios, nitrógeno (78%) y oxígeno (21%), y el restante 1% está compuesto de otros gases como argón, vapor de agua, dióxido de carbono, neón, helio, criptón, hidrógeno, xenón y ozono.

Oxígeno: El porcentaje de este gas es el idóneo para la vida terrestre pues una disminución significativa provocaría somnolencia y pérdida de la conciencia. En cambio, un aumento significativo todo entraría en combustión hasta las ramitas húmedas o la hierba del bosque.

Nitrógeno: Este gas es el diluyente perfecto del oxígeno. Todos los organismos dependen de él para vivir. Las plantas lo obtienen de la atmósfera gracias a la acción de los rayos y de un tipo especial de bacteria. Los seres humanos lo obtenemos del alimento que ingerimos.

Es un prodigio que nuestra atmósfera mantenga esa proporción adecuada de nitrógeno y oxígeno. El nitrógeno regresa a ella con la ayuda de los microorganismos. En cuanto al oxígeno, el fuego y la respiración de los seres humanos y los animales consumen grandes cantidades. Pero pese a todo eso, el nivel de oxígeno se mantiene en un 21% a través del proceso químico de la fotosíntesis que tiene lugar en las plantas y las algas, liberando más de 1.000 millones de toneladas de oxígeno diarias.

Dióxido de carbono: La fotosíntesis se produce gracias a este gas que constituye solo el 0,03% de la atmósfera. Gracias a él, las plantas crecen y producen frutos y semillas aprovechando la energía lumínica. También impide el enfriamiento de la Tierra pues devuelve a la superficie terrestre parte del calor irradiado por esta.

Si aumentara su proporción como consecuencia de una combustión excesiva de madera, carbón, gas natural y petróleo, la Tierra se calentaría hasta el punto de que la vida desaparecería.Por otro lado, si su nivel disminuyera considerablemente, se interrumpiría la fotosíntesis y se extinguiría la vida.

Ozono: Es otro gas presente en una mínima proporción del que depende la vida en la Tierra. El ozono de la capa alta de la atmósfera, la estratosfera, absorbe los rayos ultravioleta del Sol, protegiéndonos de sus peligrosos efectos.

Todo esto se conjuga con el tamaño idóneo de nuestro planeta azul. Si fuera más pequeño y ligero, su fuerza gravitatoria sería muy débil y la atmósfera se escaparía hacia el espacio. Pero si la masa de la Tierra fuera mayor, su fuerza gravitatoria –también mayor- retendría grandes cantidades de gases, por lo que el delicado equilibrio entre los gases atmosféricos se alteraría.

J.A.T.