Algunos apuntan a que los griegos elaboraron los primeros turrones con miel, almendras y/o frutos secos, como un preparado energético usado por los deportistas.

Después nos encontramos referencias de que los árabes, durante las celebraciones religiosas, gustaban de consumir dulces cuya base era la almendra y a la miel, entre otras razones, por ser un alimento que podía aguantar el calor del desierto. Un médico árabe escribió el tratado “De medicinis et cibis semplicibus”, en el siglo XI, en el cual se habla del “turun”. Al llegar e instalarse en Al-Ándalus los árabes trajeron consigo esta costumbre, y se instaura sobre el siglo XV, especialmente concentrada en la zona del Levante español.

Hacia 1570, el dramaturgo Lope de Rueda hace una de las primeras menciones al turrón.

En época de Carlos V, el turrón ya era un dulce famoso.

Un documento del siglo XVI indica que, en Alicante, en la época de Navidad, se pagaba el salario en 2 partes: con dinero y con turrón.

Así, cuando más se usaba el turrón era en Navidad, costumbre especial de la clase más acomodada. Las hipótesis que explican por qué es un producto utilizado especialmente para esas fechas indican que no era un producto asequible a todas las clases sociales. El coste elevado de los ingredientes y su elaboración hacían que fuera reservado para ocasiones especiales.

Hacia 1584, el jefe de cocinas de Felipe II hablaba de la costumbre de servir turrón en la mesa navideña del rey. Por ello, el pueblo pudo haber seguido esta costumbre “real”. De hecho, en 1595, una carta de Felipe II aconsejaba que, para ahorrar gastos, ‘no se gastara más de 50 libras anuales en turrón y pan de higos en Navidad’.

Según algunos, el origen “moderno” del turrón proviene del asedio a Barcelona, hacia 1640, en tiempos de Felipe IV. Al parecer las autoridades establecieron un concurso para conseguir un alimento que fuera perdurable y no se echara a perder rápidamente. Un confitero catalán llamado Pablo Turrons o Turró presentó unas obleas con almendras y miel con este nombre. Otros afirman que ocurrió también en Barcelona, pero durante el reinado de Felipe V (1714-1762) y con motivo de una epidemia.

Durante los siglos XV-XVII, en tiempos de Carlos II, también se fabricaba en la ciudad de Alicante; pero tras unos pleitos entre los gremios de pasteleros, turroneros y confiteros, se llevó la producción a Xixona, siendo esta población el único gran centro de producción de turrón.

Aunque en la actualidad hay muchas variedades de turrón, los puristas reconocen solamente 2 tipos:

  • Turrón de Alicante (duro): una pasta de miel con almendras enteras compactadas y cubiertas con una oblea.
  • Turrón de Jijona (blando): una pasta de miel con las almendras molidas.

J.A.T.