Se tiende a pensar que el origen del ábaco proviene de China y Japón, aunque no fue un invento exclusivamente oriental. Los griegos tenían su contador llamado abakion, y los romanos tenían su ábaco, unas planchas de madera o mármol marcadas con líneas paralelas o ranuras. Para contar se movían guijarros hacia arriba o hacia abajo por estas líneas.

Estos tableros para contar se empezaron a usar extensamente en Europa hasta que hacia el fin de la Edad Media se introdujeron los números hindú-arábigos. Esto provocó que hubiera dos bancos:

  • Los defensores del algoritmo, que promovían escribir los cálculos con números arábigos en papel.
  • Los apoyadores del ábaco, que escogieron el tablero para contar y a los números romanos.

La polémica continuó hasta el siglo XVI, cuando el papel se hizo más común. Al final, los que promovían el algoritmo se fueron imponiendo, y el tablero para contar llegó a ser como una especie en peligro de extinción.

Mientras se luchaba en Europa, el tablero para contar cobró nuevas fuerzas en Oriente. Aproximadamente desde el siglo X los chinos usaban una forma modificada del ábaco, que tenía varillas por las cuales corrían unas bolitas, que ellos llamaban suànpán, o bandeja para hacer cálculos. A partir de ahí, el ábaco se abrió camino hasta llegar al Japón, donde cambió a una forma más simple: el soroban.

J.A.T.