Las civilizaciones más antiguas, como Babilonia, tenían su idea generalizada sobre el universo basada en la teoría del geocentrismo (geo: Tierra, y centrismo: agrupado, o centro), es decir, la Tierra era el centro del universo alrededor de la cual giraban el resto de astros, incluido el Sol. Este concepto estaba generalizado, y aunque fueron surgiendo voces discordantes no tuvieron éxito: era como “predicar en el desierto”, o peor aún, pues que alguien planteara opiniones contrarias podía ser causa casa de castigo y/o de la muerte.

 c. 390 a. JC.: Filolao, filósofo seguidor de Pitágoras, propuso que hay en el universo un “fuego central” alrededor del cual giran el Sol, la Tierra, la Luna y los planetas en un movimiento circular uniforme.

Siglo IV a. JC.: Heráclides Póntico, discípulo de Platón, fue el primer astrónomo que aceptó la rotación de la Tierra sobre su eje, y sostuvo que Mercurio y Venus giraban alrededor del Sol.

-EratóstenesSiglos III-II a. JC.: Eratóstenes, astrónomo griego, es conocido principalmente por creer en la esfericidad de la Tierra y por ser el 1º en calcular la circunferencia de la Tierra, comparando las altitudes del sol del mediodía en dos lugares separados por una distancia Norte-Sur. Su cálculo fue notablemente preciso. También fue el 1º en calcular la inclinación del eje de la Tierra (nuevamente con gran precisión). Además, pudo haber estimado la distancia que hay entre la Tierra y el Sol, e ideó intercalar cada 4 años un día adicional en los calendarios, produciendo el año bisiesto. Creó el primer mapa del mundo, incorporando paralelos y meridianos basados en el conocimiento geográfico disponible de su época.

c. 270 a. JC.: La teoría del heliocentrismo (helios: sol, y centrismo: centro o agrupación), con el Sol como centro y los planetas orbitando a su alrededor empieza a proponerse por Aristarco de Samos, astrónomo griego. Utilizó la famosa Biblioteca de Alejandría. Como Eratóstenes, calculó el tamaño de la Tierra, midió el tamaño y la distancia del Sol y de la Luna, determinó que éste era unas 6-7 veces más ancho que la Tierra, y por ello, cientos de veces más voluminoso.

Su propuesta no fue apoyada por otros astrónomos: las teorías de Aristóteles tenían un peso contundente en los planteamientos de la época. De hecho, en los textos antiguos se borró los nombres de los seguidores sacrílegos de Aristarco. Tan solo quedó en el recuerdo el astrónomo babilonio Seleúco, quien vivió un siglo más tarde, y retomó la teoría heliocéntrica.

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J.A.T.