Noviembre 333 a. JC.: Tiene lugar la Batalla de Issos. Pese a que las fuerzas estaban desequilibradas (unos 60.000 macedonios contra 600.000 según Plutarco) resultó en una victoria decisiva para el ejército macedonio. Capturaron a la madre, esposa e hijas de Darío III: Alejandro Magno las trató con gran respeto y cortesía, e incluso se casaría más tarde con una de las hijas, Barsine-Estatira.

Enero-Agosto 332 a. JC.: Prosiguió su conquista hacia el sur llegando a la ciudad insular de Tiro. La ciudad continental ya había sido destruida por Nabucodonosor, rey de Babilonia. En un sitio de 7 meses y utilizando las ruinas de la ciudad destruida construyó un terraplén de 800 m. de largo que le permitió conquistar Tiro.

Después llegó a Jerusalén, la cual se rindió sin ofrecer resistencia. Aquí se da una circunstancia muy curiosa. La Santa Biblia registraba una profecía, dada unos 2 siglos antes mediante el profeta Daniel, que predecía la victoria de Grecia sobre Medo-Persia. Según el historiador Yoseph ben Mattityahu, más conocido como Flavio Josefo, en su obra Antigüedades Judías, libro XI, cap. VIII, sec.-4-5, dice que el sumo sacerdote recibió a Alejandro en Jerusalén y le mostró el libro de Daniel y su profecía —Daniel, capítulo 8— sobre el poderoso rey de Grecia que sometería y conquistaría el Imperio persa. Satisfecho con esto, Alejandro Magno perdonó la ciudad, otorgó grandes favores a los judíos y prosiguió hacia el sur.

Batalla de Gaugamela.

Batalla de Gaugamela.

Noviembre 332 a. JC.: Llegó a Egipto, donde se le recibió como un libertador. En Menfis ofreció sacrificios a los dioses, se le consideró Salvador y Libertador, Hijo de Amón y se le nombró Faraón y se le dio la corona de los dos reinos: Alto y Bajo Egipto.

Enero 331 a. JC.: Funda la ciudad de Alejandría, centro cultural donde más tarde se instaló su famosa biblioteca.

Primavera 331 a. JC.: Desde Egipto, Alejandro se dirige hacia el Este, pasando de nuevo por Palestina.

Octubre 331 a. JC.: Llega a Gaugamela donde tiene lugar la batalla clave contra los persas: con 47.000 hombres derrotó al inmenso y reorganizado ejército persa de 250.000 hombres.

330 a. JC.: Conquista la capital invernal, Babilonia y prosigue hasta Susa (antigua capital de Media y centro administrativo).

329 a. JC.: Toma Persépolis, apoderándose del inmenso tesoro persa y donde quema el palacio de Jerjes durante una fiesta. Después llegó a la capital Ecbátana, pero Darío III había sido asesinado por sus allegados. Alejandro lo honró cubriéndolo con el manto púrpura que Darío III abandonó en la batalla de Issos, y que Alejandro recogió. Le rindió un funeral real y prometió a su familia perseguir a sus asesinos.

En su objetivo estaba “globalizar” el mundo permitiendo que los pueblos conservaran sus costumbres y cultura. De hecho, los sátrapas persas conservaron su puesto aunque bajo supervisión de un oficial macedonio. Es aceptado que Alejandro asumió el título real persa Shahanshah (Rey de Reyes).

328 a. JC.: Acaece un incidente que marcó a Alejandro. Durante un banquete se suscitó una disputa con reproches cruzados, en la que Clito criticó la política de Alejandro, considerándolo traidor a Macedonia y recordándole que le salvó la vida en el río Gránico, incluso acusándole de forma indirecta del asesinato de su padre. En la ofuscada pelea, Alejandro lo atravesó con una lanza, matándolo. Consciente lo que había hecho, quiso quitarse la vida, pero sus hombres lo impidieron. Durante 3 días estuvo de duelo, dándole después un gran y emotivo funeral. De él se podía aplicar el pensamiento de un sabio rey, quien en su Libro de los Proverbios, un libro que escribió aglutinando sus reflexiones, expresó: “Es mejor dominar la ira que conquistar ciudades”.

Durante sus siguientes conquistas se casará con la princesa Roxana. Siguiendo su avance, llegó hasta el Hindu Kush y a dominar el valle del Indo, extendiendo la civilización griega. En viaje de regreso a occidente fue ejecutando a sátrapas y delegados militares que habían abusado de sus poderes durante su ausencia, entre ellos, a los que había encargado la custodia de la tumba de Ciro el Grande para honrarla, pero la habían saqueado.

J.A.T.