La salida del hombre al espacio ha sido definitiva para el conocimiento y ratificación de conceptos sobre nuestro hermoso planeta azul. Sondas y satélites artificiales aportan información sumamente valiosa para diversos campos científicos, especialmente para la meteorología. Sin embargo, si nos remontamos en el tiempo y en la historia podremos conocer los conceptos que se tenían sobre nuestro planeta siglos atrás. Uno de estos era la forma que tiene la Tierra.

Por ejemplo, los caldeos pensaban que era un disco redondo y plano que flotaba en el océano.

Al principio de la Antigüedad Clásica (siglo VIII a. JC. – siglo V d. JC.) había autores que pensaban que la Tierra era plana (como Tales de Mileto) y otros (como Anaximandro) que era cilíndrica con una superficie plana y circular. Según The Encyclopedia Americana: “La más temprana imagen mental conocida de la Tierra entre los hombres era que esta era una plataforma plana y rígida en el centro del universo. […] El concepto de una Tierra esférica no fue aceptado extensamente sino hasta el Renacimiento.”

En aquella corriente de pensamiento equivocada, Pitágoras (siglo VI a. JC.) argumentaba que, como los planetas, el Sol y la Luna eran esféricos, la Tierra también debía serlo. También Aristóteles (siglo IV a. JC.) creía lo mismo, ya que los eclipses lunares demostraban que la sombra de la Tierra era curva. Eratóstenes (siglo III a. JC.) hasta estimó su circunferencia.

Es digno de mención que el Libro Sagrado, La Santa Biblia, expresara en el siglo VIII a. JC. un punto de vista contrario a la corriente de pensamiento de su tiempo (que, como hemos comentado, 2, 4 y 5 siglos después, respectivamente, Pitágoras, Aristóteles y Eratóstenes apoyaron) al hablar de la forma esférica de la Tierra. La declaración se registra en Isaías cap. 40, vers. 22: “Hay uno que mora por en encima del círculo de la tierra”. El término hebreo para “círculo” es jugh, que también significa “esfera”. Un objeto esférico se ve como un círculo desde cualquier ángulo. Por eso otras versiones de La Biblia lo vierten como “redondez de la tierra”, “orbe terrestre” o “globo de la tierra”.

También ha sido objeto de debate otro aspecto de la forma de la Tierra: su achatamiento. Hacia 1735 se generó un intenso debate en la prestigiosa Academia de Ciencias de París. Los que defendían las teorías de Isaac Newton creían que la Tierra estaba achatada ligeramente por los polos, mientras que los seguidores del pensamiento de Giovanni Cassini decían que estaba achatada en el ecuador.

Por ello, en 1736, se enviaron dos expediciones a medir la curvatura de la Tierra. Una fue a Laponia en busca del polo Norte, y la otra, a lo que hoy es el país de Ecuador –en Sudamérica-, en busca del ecuador terrestre. La investigación dejó claro que los defensores de Newton tenían razón.

J.A.T.