Los que ya tenemos algunos años fuimos usuarios asiduos al ácido acetilsalicílico, más conocido por el nombre comercial que los Laboratorios Bayer le pusieron allá en 1899…  ASPIRIN (ASPIRINA). Este fue el primer producto de importancia de esta farmacéutica, cuya marca se registró en todo el mundo para el ácido acetilsalicílico.

Este nombre dado por Bayer tiene su etimología: A-SPIR-IN

“A” (Acetilo): hace referencia al proceso de acetilación del ácido salicílico hasta convertirse en ácido acetilsalicílico.

“SPIR”: (Spiraea ulmaria): refiere, en botánica, a un género de plantas con propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antipiréticas, cuyo componente principal es el aldehído salicílico, a partir de cuya oxidación se descubrió el ácido salicílico.

“IN”: era una terminación que se usaba para los medicamentos de aquel tiempo.

El ácido salicílico, está presente en las hojas del sauce blanco (Salix alba), y el hombre lo ha utilizado desde hace más de 2.400 años. Al parecer, los antiguos egipcios ya lo utilizaban.

Antes del 1000 a. JC: las hojas del sauce eran usadas como analgésico por los sumerios y por los chinos.

460-377 a. JC: El conocido como “Padre de la medicina”, Hipócrates, dejó registros históricos en los que se exponía tratamientos para calmar el dolor de cabeza, fiebre y otros dolores usando polvo de las hojas y corteza del sauce.

Edad Media-siglo XVIII: estuvo relegada por otra sustancia más utilizada para combatir el dolor: el opio.

1763: el reverendo inglés Edward Stone envió una carta a la Royal Society (Real Sociedad para el Avance de la Ciencia Natural) exponiendo su descubrimiento. Para aliviar sus dolores masticaba la corteza del sauce blanco. Reduciendo a polvo dicha corteza lo administró a un sinnúmero de personas, los cuales notaban que aliviaba sus dolores y mejoraban de sus estados febriles.

1826: fueron los italianos Brugnatelli y Fontana quienes consiguieron salicina, aunque con muchas impurezas.

Johann Andreas Buchner

1828: Johann Buchner, un profesor de farmacia de la Universidad de Munich, fue el primero en aislar de la corteza del sauce unos cristales amarillos y de sabor amargo a la que denominó salicina, la cual reducía la sensación de dolor además de contener propiedades antipiréticas, antiinflamatorias y analgésicas.

1829: Henri Leroux, un químico francés, mejoró la obtención de la corteza del sauce extrayendo, por primera vez, la salicina en forma cristalina.

1838: El químico italiano Raffaele Piria obtuvo el ácido salicílico en estado puro, lo cual era demasiado fuerte para el estómago. Había que “neutralizar” el producto.

Charles Frédéric Gerhardt

1853: El químico francés Charles Frédéric Gerhardt consiguió “neutralizarlo”, y sintetizó por 1ª vez el ácido acetilsalicílico, combinando salicilato de sodio con cloruro de acetilo. No obstante, los efectos secundarios eran demasiados. Como no deseaba comercializarlo dejó de lado su descubrimiento.

1859: Herman Kolbe consiguió el ácido salicílico de forma química aunque tenía un sabor demasiado amargo y causaba irritación en el estómago.

Félix Hoffman

1893: a partir de este año, un químico de Bayer, Félix Hoffmann, inicia sus investigaciones a partir del material científico anterior, interés dado porque su padre era tratado con ácido salicílico por su reumatismo crónico. Así, descubrió la fórmula de Gerhardt, le dio su “toque” para que fuera más agradable de tomar, y lo probó con su padre. Alguna evidencia indica que, en realidad, este trabajo lo ejecutó un químico judío del grupo de investigación, llamado Adolf Eichengrün, aunque durante la época nazi estos trabajos fueron encubiertos. No obstante, esto nunca se ha demostrado.

1899: El farmacólogo alemán Heinrich Dreser, responsable de comprobar la eficiencia y seguridad de los nuevos medicamentos de Bayer, hace mención de los positivo de este medicamento.

Siglo XX: Durante la primera mitad de este siglo creció la popularidad del producto, llevando a una gran competencia entre distintas marcas y sus productos cuyo principio activo era el ácido acetilsalicílico.

1919: Tras la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial y con el Tratado de Versalles, Bayer tuvo que renunciar a la marca.

Siglo XX: A mediados de ese siglo, la aspirina empezó a decaer con la aparición del paracetamol (1956) y del ibuprofeno (1962). Nuevos estudios indicaban la eficacia de la aspirina como anticoagulante, bloqueando la función normal de las plaquetas y reduciendo el riesgo de enfermedades de coagulación de la sangre, por lo que volvió a resurgir en las últimas décadas de ese siglo.

Así, hoy conviven estos 3 medicamentos que, además de sus bondades, obviamente, también tienen sus contraindicaciones. La aspirina es uno de los medicamentos más consumidos en el mundo: entre 50.000 y 120.000 millones de pastillas anuales, es decir, alrededor de 40.000 toneladas por año.

J.A.T.

Agradecimiento foto Aspirina: Shemsu.Hor – Flickr