Sobre Derechos Humanos.

En un último deseo por confirmar y ratificar mis opiniones sobre este asunto y asegurarme de que esta es la situación real en Rusia, y no tan solo una queja tal vez lógica –y quizá hasta algo exagerada- que me ha llegado por parte de los testigos de Jehová (TJ), investigué y encontré una información de prestigio y del todo punto imparcial. No tiene relación con esta confesión religiosa, pero refuerza lo expuesto en esta serie de artículos. Se trata de un elaborado y exhaustivo informe de 24 páginas, y preparado por Hermine Catry Van der Sanden para CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), de septiembre 2018, y cuya lectura recomiendo (véase el link al pie del artículo).

Ha sido un informe consecuente, contando con fuentes relevantes y fiables, cuya selección se ha basado en criterios de transparencia, equilibrio, y fiabilidad entre otras características. El objetivo del informe ha sido el de proporcionar información sobre la situación en el país de origen, en este caso, Rusia. Me permito extraer algunos comentarios de este informe que nos dan una visión real de la situación en dicho país.

  • Tanto la Asamblea Nacional como el consejo Federal carecen de independencia, y, de hecho, ya existieron acusaciones de injerencia por parte del gobierno tanto en las elecciones a la Duma (2012) como a las de la Presidencia (2016).
  • Entre las violaciones de los Derechos Humamos (DD.HH.) se hallan la tortura sistemática, desapariciones forzosas, detenciones arbitrarias incluso asesinatos extrajudiciales. También hay miles de casos de violencia doméstica, miles de abusos a menores y tráfico de personas, con restricción de la libertad de expresión para la los medios de comunicación, periodistas y blogueros, además de corrupción en todo nivel de la administración. Y, por supuesto, un gran número de detenidos por razón política y religiosa, o como activistas de los DD.HH. (¡Vamos!, que, como comentario personal- diré que es el paraíso en la Tierra, donde todo humano se iría a vivir con los ojos cerrados).
  • En el campo religioso, según datos de una encuesta (2015-2016), el 71% es ortodoxo y un 10% es musulmán. El resto lo cubren otros movimientos religiosos: Budista, Judíos, Testigos de Jehová (unos 175.000), Mormones, Hindúes, Bahai’s, Movimiento Hare Khrishna o Cienciología y algunos otros.
  • El Estado es laico y establece que el ciudadano tiene derecho a ‘elegir con libertad, a tener y difundir y obrar en consonancia con sus creencias religiosas’, prohibiendo cualquier restricción de los derechos por este motivo religioso, así como a cualquier actividad que incite al odio religioso. La Constitución rusa establece que todas las comunidades religiosas son IGUALES y separadas del Estado (la realidad indica –como ya comentamos en otra parte del artículo- que unos son menos iguales que otros).
  • La ley rusa establece las 4 religiones tradiciones del país, a saber, Cristianismo Ortodoxo, Islam, Budismo y Judaísmo. El resto, al ser minorías, son miradas con recelo y sospecha. A través del tiempo, las autoridades han considerado a la Iglesia Ortodoxa Rusa como “iglesia estatal de facto”, como indica el informe, favoreciéndola con subsidios y con un trato preferencial, creando un clima de hostilidad hacia las otras religiones, a las que ve como “rivales” que hay que neutralizar. En este caso, y según algunos expertos internacionales, el mayor “enemigo” lo tiene en los TJ, por el carácter público de su naturaleza religiosa, de ahí que los veamos en nuestras puertas, por las calles o con sus exhibidores, ofreciendo a las personas que lo desean su información religiosa (libros, folletos, vídeos, y, desde hace varios años, su página web (www.jw.org), a la que dan mucha publicidad ya que tiene información traducida a casi 1.000 idiomas, que uno se puede descargar de forma gratuita y sin registrarse. Esto les convierte, sin pretenderlo, en el “enemigo público nº 1” de la iglesia ortodoxa, que aprovecha sus lazos de unión con el “Poder” para intentar “someterlos”.
  • El informe apunta que el no aceptar creencias tradicionales -como la divinidad de Cristo, la oposición al servicio militar o el no aceptar transfusiones de sangre-, provoca el rechazo de otras confesiones cristianas. De hecho, desde su prohibición, los TJ han sido objeto de una campaña de “acoso y derribo”: maltrato y tortura física, expropiación de sus propiedades religiosas y personales, expulsión de lugares de empleo, amenazas a alumnos, etc.

Según el informe CEAR estas son algunas de las principales violaciones de Derechos Humanos en Rusia contra los TJ.

Por agentes estatales:

  • Disolución de comunidades, con exacerbada presión por parte de las autoridades y activistas anti-sectas de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú.
  • Intromisión en la vida privada de miembros de los TJ. Se asaltan y registran ilegalmente sus viviendas, se incautan bienes personales, y hasta se colocan pruebas falsas, como supuesta “literatura extremista”, para poder acusarlos.
  • Asaltos a sus centros religiosos de culto (Salones del Reino).
  • Restricción de la obra de misioneros, impidiendo su proselitismo y distribución de material religioso.
  • Causas judiciales amañadas y arrestos domiciliarios.
  • Bloqueo a su página web oficial (www.jw.org)
  • Multas.
  • Manipulación de medios de comunicación. Se utilizan medios como la TV (el canal de televisión Zvevda) contra las minorías religiosas, entre ellas y especialmente, contra los TJ.

Por agentes no estatales:

  • Despidos de trabajos sin razón justificada.
  • Discriminación en la Escuela por parte de los profesores.
  • La Iglesia Ortodoxa ha apoyado e instigado esta situación.
  • Violencia física por parte de algunos ciudadanos contra TJ.
  • Actos vandálicos por odio religioso o ideológico, como la quema de lugares de culto.
  • Petición de asilo. En algunos casos, se ha tenido que solicitar asilo a otros países para huir y buscar un refugio más seguro.

Esta situación es tan crítica que muchos medio de comunicación e información no han podido pasar “de puntillas”, y no han tenido más remedio que hacerse eco de la misma: BBC, Forum 18 News Service, Human Rights Watch o Independent, entre muchos otros.

Conclusiones

Cuanto más he leído e investigado sobre esta situación, me ha recorrido un escalofrío por el cuerpo, haciéndome recordar otros luctuosos episodios históricos de nuestra historia reciente que he recabado para otros artículos de esta web. Y mi mente asocia esta situación, indefectiblemente, con la vivida por los judíos en la Alemania nazi. Y es que las circunstancias y el proceso tienen muchas similitudes:

  • Paso a paso se van recortando libertades y derechos hasta que éstos desaparecen.
  • A alguien que no tiene derechos se le puede incautar sus bienes y propiedades.
  • Reclusión en prisiones, campos de trabajo y concentración, privándoles de cualquier atisbo de dignidad. Pueden ser torturados y maltratados, e incluso, ejecutados.
  • Propaganda: la información manipulada hace creer a la población de que la actuación gubernamental es la correcta.

Todo esto es lo que consiguió Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda nazi, cuyo objetivo fue desembarazarse de sus principales enemigos (los judíos), señalándolos como los responsables de los males de Alemania. Y la sociedad alemana aceptó ser engatusada por tal ruin planteamiento. Básicamente, es el mismo recurso que está utilizando el gobierno ruso.

Más allá de las convicciones religiosas, políticas o sociales que tengamos está la libertad del ser humano, mientras no interfiera en la libertad de los demás. Compartamos o no esos planteamientos debemos respetarlos. La diversidad respetuosa nos enriquece; pero solo si queremos extraer lo positivo de esa diversidad, y si deseamos enriquecernos. De no ser así, estaremos abocados a retornar a los tiempos del Oscurantismo, lejos del progreso y hundidos en el abismo.

El riesgo que hay en Rusia en materia religiosa es manifiesto. Las leyes rusas establecen que uno es extremista si proclama que su religión enseña la verdad y que es la mejor. Y lo aplican a los TJ. Pero, en justicia, ‘todas las religiones deberían estar prohibidas en Rusia, puesto que, inherentemente, todas afirman tener la verdad y sus fieles creen que sus convicciones son verdaderas’, según expresó un profesor de Derecho de la Universidad de Baltimore (EE.UU.).

Actualmente, la “pieza a cazar” son los TJ. Pero, dado que el objetivo del gobierno ruso es impedir que ideas religiosas que no sean las de las cuatro religiones principales crezcan, esto hace que el punto de mira se amplíe, por lo que otras religiones minoritarias protestantes evangélicas o proselitistas también son susceptibles de recibir tan ignominioso trato.  Históricamente ha sido así, y las minorías no ortodoxas han sido siempre el chivo expiatorio, y de hecho, en la actualidad, también están detenidos algunos líderes y decenas de fieles de otras vertientes religiosas.

Por ello, más allá de estar de acuerdo o no con las convicciones de los TJ, al igual que la sociedad internacional se posicionó en contra de aquel “Muro de la Vergüenza” del siglo XIX, también he querido aportar mi granito de arena para elevar mi voz en contra de las arbitrariedades religiosas (además de otras) del “Gobierno de la Vergüenza” del siglo XXI. Y en este sentido, suscribo el poema expresado por el pastor luterano Martin Niemöller (y mal atribuido a Bertolt Brecht):

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio, ya que no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, ya que no era socialdemócrata.

Cundo vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté, ya que no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos
no protesté, ya que no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Martin Niemöller

EL OBSERVADOR PREOCUPADO

Aquellos que no pueden recordar el pasado
están condenados a repetirlo.»

George Santayana

Agradecimiento Informe CEAR: https://boletinderechoshumanos.files.wordpress.com/2018/10/testigos-de-jehovah-en-rusia-2018.pdf