Rechazar la sangre: Qué dice la Historia.

Curiosamente, si repasamos la Historia, nos encontramos con los siguientes datos que parecen seguir una línea paralela al planteamiento de los que rechazan las transfusiones de sangre por motivos religiosos que se exponían en la anterior entrada.

Veamos algunas de estas referencias históricas:

Siglos II-III: El historiador Tertuliano indicaba que los cristianos primitivos de su tiempo no tomaban sangre de ningún tipo, ni animal ni humana (que se solía beber para «curar» -así se creía- la epilepsia).

Siglo VII: El Concilio Quinisexto de Constantinopla establecía que había que destituir al clérigo y excomulgar al laico que violara este mandamiento.

Siglo IX: el abad benedictino y cronista medieval, Regino de Prüm (Alemania), manifestó que ‘había que abstenerse de sangre, y que debería proclamarse a todas las personas que comer sangre es un pecado grave, que está al mismo nivel que la idolatría y la fornicación. Quienquiera que violara estos mandamientos del Señor y de los apóstoles debía ser privado de la comunión de la Iglesia hasta que se hubiera arrepentido apropiadamente.’

Siglos XII-XVI: El reformista Martín Lutero hizo hincapié en que había que “abstenerse del embutido rojo y la morcilla” y cualquier alimento cocinado en sangre.

Por otra parte, Joseph Priestley, un clérigo del siglo XVII, hizo referencia a Otto von Bamberg, obispo y misionero alemán del siglo XII, indicando que, en aquel tiempo, se les enseñaba a los nuevos conversos que “estaba prohibido comer sangre o animales estrangulados”, en indicación clara de que en Europa y en la cristiandad estaba vigente este mandamiento relacionado con la sangre.

Siglo XVIII: Sir Isaac Newton entendía que los cristianos debían respetar el mandamiento de “abstenerse de sangre» pues fue un mandato impuesto a todas las naciones mientras vivían juntas en Sinar bajo el dominio de Noé. El obispo de Bristol y de Lincoln (Inglaterra), John Kaye (1783-1853), declaró que los cristianos cumplieron escrupulosamente este decreto.

Siglo XIX: El escriturario Joseph Benson también expuso: “Debe notarse que la prohibición de comer sangre dada a Noé y a toda su posteridad, y repetida a los israelitas de manera muy solemne bajo la Ley mosaica, nunca ha sido revocada; más bien, ha sido confirmada en el Nuevo Testamento, en Hechos XV, y por eso es una obligación perpetua.”

Siglo XX: Una enciclopedia bíblica expone: “Parece clara la implicación de que todavía hemos de respetar la santidad de la sangre, puesto que Dios la ha designado como símbolo de la sangre expiadora de Jesucristo. Por consiguiente, ningún creyente que desee ser obediente a las Escrituras debe ingerirla.”

La Historia parece apoyar un pensamiento religioso cristiano enfocado al rechazo de la sangre, en este caso, como método terapéutico. Que cada cual saque sus propias conclusiones… Rechazar la sangre: Qué dice la Historia.

EL OBSERVADOR

Agradecimiento:  Revista ¡Awake!


La próxima semana abordaremos el tema: «Rechazar la sangre: Qué dice la Bioética»