Durante la II Guerra Mundial, muchas empresas además de las alemanas –en muchos casos, norteamericanas- colaboraron con el régimen nazi. Mientras sus países luchaban contra Hitler, tales empresas hacían “negocios” poniendo por encima de todo sus intereses económicos. Así lo expone el historiador Jacques R. Pauwels en su libro The Myth of the Good War” (“El mito de la guerra buena”), publicado en el año 2000, en una historia sobre el papel de los EE.UU. en la II Guerra Mundial y que ha recibido grandes elogios.

Veamos algunos ejemplos:

IBM: Fue proveedora de servicios informáticos, como las tarjetas perforadas Hollerith, que sirvieron a los nazis para crear censos y conseguir datos sobre cuentas bancarias, nombres y direcciones, etnia o religión, lo que les permitió a los nazis tener conocimiento sobre los judíos de los territorios ocupados.

COCA-COLA: Repartió unos 10.000.000 de cajas de este producto a las tropas americanas. A su vez, la sección alemana de la compañía se quedó sin el elemento base de la bebida y, al no poderlo pedir a los EE.UU., crearon otra bebida con sabor a frutas a base de suero de leche y otros aditivos con los elementos que había en Alemania: Fanta, de las que se vendieron unos 5.000.000 de cajas solo en 1943.

VOLKSWAGEN: Su significado,“coche del pueblo”, sirvió como elemento de la propaganda nazi. Ferdinand Porsche, un ingeniero austríaco, fue el fundador de las marcas Porsche y Volkswagen, y mantuvo reuniones con Hitler quien, para construir ese “coche del pueblo”, le propuso al constructor crear un vehículo en forma escarabajo: de ahí salió el Beetle (Escarabajo) tan conocido. También fabricó unas 200.000 motos de guerra y 80.000 motores de avión. Para ello se utilizaron esclavos (se calcula que 4 de cada 5 trabajadores), e incluso el propio Ferdinand Porsche pidió esclavos del campo de Auschwitz.

HUGO BOSS: El creador de la marca, Hugo Boss, estaba afiliado al partido nazi en 1931. Creó su empresa en 1933 e hizo los uniformes para las SS, las Juventudes Hitlerianas, las SA y después para el ejército: alrededor de 3.500.000 uniformes. Para tanta producción utilizó unos 40.000 prisioneros de guerra.

IG FARBEN: Fue un conjunto de empresas entre las que se encontraban Bayer, Agfa, Hoechst, o Basf, entre otras. Se encargó de fabricar el pesticida Zyklon-B, utilizado para el exterminio en masa en las cámaras de los campos. Se disolvió en 1945, durante los Juicios de Nüremberg.

GENERAL MOTORS: Estaba asociada con IG Farben y le aportó la cantidad de 30.000.000 de dólares entre 1932-1939. La empresa subsidiaria de Ford en Alemania utilizó a prisioneros de los campos de concentración para fabricar camiones (modelo Blitz) para el ejército.

FORD: El fundador de la empresa Ford Motor Company, Henry Ford, fue un declarado antisemita, y en su periódico The Dearborn Independent inició una cruzada antijudía durante el tiempo que estuvo funcionando, 8 años. El propio Hitler, lo elogia en su obra Mein Kampf (Mi lucha).

En 1938, fue condecorado con la Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana, la condecoración más alta que los nazis podían dar a un extranjero. Fue el 2º proveedor de camiones para el ejército nazi.

SIEMENS: La empresa Siemens (en aquel momento: Siemens-Schuckert) explotó el trabajo forzado de los deportados en los campos de exterminio: los primeros fueron judíos. En 1941, solo en las fábricas que tenía en Berlín trabajaban unos 3.500 judíos. Pero al ser deportados a los campos, se usaron a esclavos de otros países hasta llegar a un 30% de la plantilla. La compañía poseía una planta en el campo de concentración de Auschwitz. Las fábricas tenían malas condiciones de trabajo, donde la desnutrición y la muerte eran comunes. Además, se ha demostrado por los estudiosos que se crearon las fábricas de campo, administradas por las SS, junto con funcionarios de la compañía, a veces funcionarios de alto nivel. La empresa suministró piezas eléctricas a los campos de concentración nazis y los campos de exterminio. Según apuntan algunos, teniendo la responsabilidad de las instalaciones de campos como el de Ravensbrück, la alimentación y la vivienda eran penosas, e incluso eran encargados de la empresa quienes tomaban la decisión de castigar o torturar y no los guardias SS.

J.A.T.

Agradecimiento foto cabecera: Bundesarchiv, Bild 146-2007-0056 / CC-BY-SA 3.0