LA CRUZ es un elemento habitual en las religiones de todo el mundo, cristianas o no. La creencia generalizada en el mundo occidental es que la cruz es el símbolo del cristianismo, cuando la realidad es que la cruz ha formado parte de las diferentes tipos de religión desde la antigüedad. Un examen más profundo nos mostrará que nuestro Señor Jesucristo no instauró este símbolo ya que viene de tiempos anteriores a su llegada. Veamos algunos ejemplos.

El libro The Cross in Ritual, Architecture, and Art expone: “Es extraño, pero a la vez un hecho incuestionable, que siglos antes del nacimiento de Cristo y después se ha usado la cruz como símbolo sagrado en tierras ajenas a la influencia de la Iglesia.

[…] En la representación del Baco griego, el Tamuz tirio, el Bel caldeo y el Odín escandinavo, figuraba el símbolo de la cruz”.

El libro La muerte del Mesías, de Raymond E. Brown, indica que “el término ‘cruz’ condiciona nuestro concepto de ella, porque proporciona la idea de dos líneas que se cortan. Pero ni la voz griega stauros ni la latina crux [de la que se deriva la española cruz] tienen necesariamente ese significado; ambas se refieren a una estaca o poste al que una persona podía ser fijada de varios modos: empalándola, colgándola, clavándola o atándola”.

El Evangelio según Lucas, de Joseph A. Fitzmyer, especifica que “en ámbitos cristianos suele traducirse la palabra griega stauros por ‘cruz’, aunque en realidad el significado primario es ‘poste’”.

Historia universal de la Iglesia Católica, de René F. Rohrbacher, se explica que tanto staurós como xylón “no significan propiamente lo que nosotros entendemos por cruz, sino un simple madero”.

A Critical Lexicon and Concordance to the English and Greek New Testament dice que “ninguno de estos dos términos concuerda con la idea que tenemos actualmente de una cruz y con la cual nos hemos familiarizado a través de las ilustraciones”.

El Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento de W. E. Wine, indica que “a mediados del siglo 3 d. JC., las iglesias se habían apartado de ciertas doctrinas de la fe cristiana, o las habían pervertido. Con el fin de aumentar el prestigio del sistema eclesiástico apóstata, se recibió a los paganos en las iglesias aparte de la regeneración por la fe, y se les permitió mantener en gran parte sus signos y símbolos. De ahí que se adoptara […] la cruz.”

En un momento dado la cristiandad adoptó este símbolo como propio, y surge la duda de si fue el amor a Cristo lo que hizo que, en fechas muy posteriores a la muerte de Cristo, la cruz llegara a ser objeto de tanta veneración. Hay escritores que apuntan a lo que ocurrió en el año 312. Cuentan que el emperador Constantino, quien adoraba al Sol, afirmó haber tenido una visión durante una de sus campañas militares en la que contempló una cruz sobre el astro rey junto con las palabras en latín In hoc vince, que quieren decir “Con esto vence”. Posteriormente, los estandartes, los escudos y las armaduras de su ejército exhibieron este símbolo. Según se cuenta, Constantino se hizo cristiano, aunque no recibió el bautismo sino hasta veinticinco años después, en su lecho de muerte. Y algunos estudiosos ponen en duda sus motivos. La obra The Non-Christian Cross comenta: “Con su conducta dio a entender que su principal interés no era tanto abrazar las enseñanzas de Jesús de Nazaret, como convertir el cristianismo en una religión católica [o universal] que resultara fácil de aceptar para sus súbditos”.

Sobre esto, Encyclopaedia of Religion and Ethics dice: “Con la llegada del siglo IV empezó a arraigarse firmemente dentro de la Iglesia la creencia en poderes mágicos”. Como por el uso de un amuleto mágico, se creía que con simplemente hacer la señal de la cruz se tenía “la defensa más segura contra los demonios, y el remedio para todas las enfermedades”. Hasta este día continúa usándose supersticiosamente la cruz.

Con el transcurso de los años se desarrollaron unos 400 diferentes estilos de cruces. Al principio no se representaba a Cristo mismo. Las representaciones eran de un joven que sostenía una cruz enjoyada. Después se incluyó un cordero. En el año 691, el Concilio Quinisexto hizo “oficial” una cruz que llevaba encima el busto de un joven, en vez de un cordero. Con el tiempo esto se desarrolló en el crucifijo: una cruz que lleva la representación del cuerpo de Cristo.

De esto se deduce que JC no murió en una cruz, como tradicionalmente se conoce, sino en un poste enhiesto ya que era la forma habitual de fijar a los condenados.

J.A.T.