Girona y los judíos, El Call des jueus, desde el siglo XIV

Girona y los judíos. Siglo XIV. Para este tiempo, la comunidad judía llegaba casi hasta las 1.000 personas, un 10% de la población de la ciudad.

1331. Hubo un fuerte asalto a la judería y el monarca creó una Comisión Real para castigar a los culpables.

1348. A causa de los problemas ocasionados por la Peste Negra, el call fue de nuevo atacado.

1373. El eje central del call ya se conocía oficialmente con el nombre de carrer Major del Call. El barrio judío se extendía a ambos lados de la actual calle de la Força y muchas casas de judíos descansaban, en una de sus partes, sobre la muralla de la ciudad, que discurría paralela a la calle de las Ballesterías. Entre estos edificios se levantaba la segunda de las sinagogas, en un espacio actualmente ocupado por las casas que se hallan frente a las escaleras de la Virgen de la Pera (Pujada de la Catedral).

1386. Pedro IV el Ceremonioso, preocupado siempre por la defensa de su ciudad, considerada la llave del reino, mandó derruir las edificaciones que estaban adosadas a la muralla. Muchas casas de la judería y del Mercadell estaban adosadas al muro de la ciudad y, a menudo, apoyadas directamente sobre la muralla. Se hacía una excepción con las paredes de la sinagoga en las que se podían abrir unas puertas anchas que facilitaran el paso, y con la casa de Abraham Rava, judío. Esta sinagoga, que denominamos la Sinagoga Mayor, estaba situada en el corazón del call.

1377. El 10 de agosto tuvieron lugar los disturbios contra los judíos de Girona, que provocaron el asalto del call y una gran matanza de judíos. Algunos supervivientes se refugiaron en la Torre Gironella, otros en casas de amigos cristianos residentes en la propia ciudad. Probablemente la sinagoga fue uno de los objetivos principales de aquellos vándalos. El asalto y destrucción del call de este año tuvo graves consecuencias para la comunidad judía de Girona que ya no volvió a ser la misma.

OLYMPUS DIGITAL CAMERAAdemás de la destrucción material producida por incendios y saqueos, la población judía disminuyó considerablemente en parte por las muertes, en parte por las conversiones al cristianismo y la emigración, fenómenos que continuaron durante el siglo XV.

1404. Vicente Ferrer pronunció su célebre sermón delante de miles de personas reunidas en torno a la escalera del Convento de los Dominicos mientras los judíos, encerrados tras una verja, escuchaban sus soflamas antijudías sin poder hacer nada.

La situación dentro del call se convirtió en incierta. Por un lado, la protección real comenzó a ser menos enérgica, por otro, los jurados de la ciudad se encontraban entre dos fuegos: las órdenes reales que conminaban a proteger a la comunidad judía, y la posición claramente antijudía de gran parte de la población.

1412. La situación se agrava con la actitud del Papa Benedicto XIII (el Papa Luna) que en este año dirigió dos cartas al obispo de Girona, una relativa a la fe católica y la otra convocando a los judíos a la denominada Disputa de Tortosa, que pretendía la conversión de los judíos y que fue celebrada en dicha población. La Disputa duró hasta 1414, y a su término unos 3.000 judíos acabaron abrazando el cristianismo.

1415. El 11 de mayo tras la conclusión de la Disputa de Tortosa, Benedicto XIII publicó una bula de gran dureza en la que prohibía que ningún fiel o infiel de cualquier condición se atreviera, en público o en privado, a escuchar, leer o enseñar las doctrinas del Talmud y, por tanto, se procedía a recoger todos los volúmenes, libros y escritos que contuvieran dicha doctrina. El objetivo era limitar la vida religiosa de los judíos y perjudicar la buena convivencia entre las dos comunidades. Del mismo modo, según la disposición papal se debían clausurar todas las sinagogas y dejar una sola, la menos lujosa, para los servicios religiosos.

En Girona, el 24 de octubre se procedió a iniciar el cierre de la sinagoga, siendo clausurada el día 10 de noviembre.

1416. El 5 de marzo, la sinagoga, según parece, fue reabierta nuevamente, con permiso del príncipe Alfonso, y continuó en uso durante algunos años.

Siglo XIV. A mediados de este siglo, el call de Girona fue convirtiéndose, poco a poco, en un lugar aislado del resto de calles que configuraban el núcleo dela ciudad medieval. Eran momentos difíciles en la relaciones entre judíos y cristianos. Los ataques eran cada vez más frecuentes y los organismos municipales optaron por convertir el call en un espacio cerrado, como medida de protección para los judíos, aunque también como medida de apartamiento.

1418. Con el pretexto de prevenir posibles nuevos ataques por parte de la comunidad cristiana, los jurados exigieron que el call tuviera puertas que se pudieran cerrar y que se cegaran aberturas o ventanas a la calle Mayor del Call.

Durante la Procesión del Viernes Santo, el call fue atacado de nuevo y los jurados de la ciudad ordenaron la clausura de todas las puertas y ventanas.

El primer edicto de apartamiento de 1418 hizo inservible la sinagoga (en la calle de la Força) porque era inaccesible para la comunidad judía al encontrarse fuera de la reclusión del call cerrado.

1434. El 10 de noviembre, los jurados conceden a los judíos Bonastruc de Mestre, Astruc Avinai y Bonastruc Jucef licencia para construir unas casas en los patios del call que podrían haber albergado la última sinagoga de la ciudad. Esta tercera sinagoga sólo fue utilizada hasta 1492. En sus dependencias se instalaron la escuela talmúdica, el micvé (donde se realizan los baños de purificación rescritos en el judaísmo), el hospital y la escuela de mujeres.

1442. Cegadas todas las aberturas de las casas a la calle Mayor del Call, en se publicó un nuevo edicto por el que se ordenaba que los judíos no pudieran habitar en la antigua calle de Sant Llorenç (la actual calle de la Força) porque ya no era parte del call.

1444. En las Ordenaciones del 19 de abril se establecía que, además de no vivir en esa calle, en el plazo de 15 días, se cegaran todas las ventanas y puertas que diera a dicha calle.

1445. Parece que las Ordenaciones tuvieron escaso cumplimiento dado que el 28 de abril se tuvo que recordar la disposición anterior, añadiendo que ningún cristiano o judío alquilara, diera o dejara casas a los judíos ni tampoco tiendas o mesas situadas en la calle de Sant Llorenç ni en las plazas o callejones anexos. Los judíos podían alquilar tiendas, mesas o vivienda en cualquier otro lugar, siempre que estuviera en los límites del call y que las casas no dieran a la calle de Sant Llorenç.

1449. La situación, dentro y fuera del call, se iba deteriorando para la comunidad judía. En una carta de este año, de las autoridades municipales a la reina María, se pone de manifiesto la pobreza de la comunidad judía de Girona, con menos de 125 personas.

Sin embargo, el aislamiento de los judíos en el call no quiere decir que los judíos no poseyeran propiedades fuera de éste. Los restos y patios de la 2ª sinagoga, que quedaban fuera del cercado, seguían perteneciendo a la comunidad judía.

1461. Una prueba de ello es que el día 20 de mayo, el judío Astruc za Barra vende a la Almoina de la Catedral el derecho de pasar por su huerto el agua procedente del horno de la Ruca a través de dos pequeños acueductos. Casa y huerto estaban situados en la calle del Ardiaca, enfrente del horno.

1492. El día 30 de abril, los rectores de la aljama recibieron una cédula real del 31 de marzo y fechada en Granada por la que se les notificaba la decisión de los Reyes Católicos de que aquellos judíos que permanecieran fieles a su fe debían salir del país antes del 1 de agosto. Podían vender sus propiedades y llevarse todos sus bienes salvo de monedas de oro y plata. Los que optaron por el exilio tuvieron que malvender lo que tenían en poco tiempo y sin alternativas.

La liquidación de las propiedades inmobiliarias judías se hizo en muy malas condiciones y a precios modestos.

28 de junio. Lleó Avinai, judío de una notable familia, que habitaba la casa contigua de la 3ª sinagoga, vendió en nombre propio y el de su esposa, Estrugona, su casa a Miquel Escolà, beneficiado de la catedral. El importe de la venta fue de 60 libras y el edificio hay que calificarlo de notable, en aquella época, de gran superficie y de bella estructura.

Este mismo día, Jucef Piera, vendió también su casa a Antonio Baldomar, canónigo de la catedral, por un precio de 15 libras barcelonesas.

9 de julio. Se vende el conjunto de edificios donde se ubicaba la 3ª sinagoga. Se trataba de un conjunto de casas contiguas: las escuelas de la aljama, la casa de las mujeres, el hospital y el micvé. Fue comprada por Jordi Rafart, presbítero beneficiado de la catedral, por un importe inferior a la mitad de la venta de la casa de Lleó Avinai.

12 de julio. Los rectores de la aljama vendían a Pere Grau Terrades una casa que fue antiguamente escuela o sinagoga de los judíos. En el documento se insiste en que se trataba de la antigua sinagoga. El precio de la venta fue de 10 florines.

29 de julio. A punto ya de abandonar la ciudad, Bonastruc Benvevist, judío importante y económicamente muy potente, vendió su casa de la calle de Sant Llorenç al doctor en leyes Joan Serra que pagó 30 libras. Muchos pensaban que el exilio sería temporal, como Bonastruc, que vendió sus bienes con la condición de poder recuperarlos si regresaba en el plazo de un año. Pero los judíos nunca regresaron a Girona.

1492. A partir de este año desapareció definitivamente la comunidad judía de Girona. Aunque la Inquisición intentó borrar todo recuerdo de su presencia, la herencia de los judíos persistió en la ciudad, y aún hoy las calles del call mantienen vivo el recuerdo de aquella comunidad que vivió en Girona durante más de 7 siglos.

Aún en los siglos posteriores (XVI-XVII-XVIII) los documentos siguen refiriéndose a la calle de la sinagoga, de l´antiga escola dels jueus o de la sinagoga dels jueus.

(J.A.T.)

Agradecimiento por la información y fotos a:

CAMINOS DE SEFARAD – Red de Juderías de España

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Girona y los judíos (El Call des jueus) (Hasta siglo XIII)