A Mallorca y Menorca los fenicios las llamaron Balearides; los griegos las llamaron Gimnesias (de gymnós, “desnudo”, por el escaso equipo militar de sus habitantes), y los romanos, Insulae Baliares. Sin embargo, a Eivissa junto a Formentera las conocían como Islas Pitiusas (en griego significa “isla repletas de pinos”), por la proliferación de 3 tipos de pinos (pitys en griego).

Este era un punto de paso en las rutas náuticas fenicias y cartaginesas. Hacia el siglo VII a. JC se establece en primer asentamiento estable, el de Sa Caleta. La ciudad de Bes, Iboshim, fue fundada por los fenicios en 654 a. JC. Desde finales del siglo IV a. JC se hicieron acuñaciones con el símbolo de la isla, el dios egipcio Bes, el defensor de lo bueno. Los fenicios de Gadir (Cádiz) llamaron así a la isla, de ahí el nombre de aibschm o ʾībošim, interpretado como “isla de Beš” o “isla de la Fragancia”, entre otras opciones; los romanos la llamaron Ebusus. Esto indicaba la prosperidad económica emergente debido a sus productos como la sal (conocido como “oro blanco”), el vino, la lana y los higos.

También, según los historiadores, era el mayor cementerio cartaginés, ya enterraban aquí a sus muertos por no haber animales salvajes que escarbaran la tierra. La diosa Tanit, la más importante de la mitología cartaginesa, era la equivalencia de la diosa fenicia Astarté (la Ishtar asiria y babilónica), y también fue la diosa de Ibiza hasta la “cristianización” en el siglo II.

Muchas culturas habitaron la isla y dejaron su impronta:

  • Fenicios: dejaron cultura y comercio
  • Cartagineses: iglesias en honor de sus dioses
  • Griegos: comerciantes
  • Romanos: poderío militar
  • Vándalos y bizantinos: monumentos y sistemas de regadío y rotación de cosechas.
  • Árabes: construcciones militares como Dalt Vila (“ciudad alta”), la ciudad amurallada.

La isla se rinde libremente a los romanos y así puede mantener su sistema y costumbres, siendo conocida como “Insula Augusta”. No se le incluyó dentro del Imperio, manteniendo su independencia como ciudad confederada. Recibe el status de municipio romano con Vespasiano (año 70), otorgándole mayores derechos, y recibiendo el nombre de Municipius Flavius Ebusitanum, aunque conocida como Ebusus.

Poco a poco va decayendo debido a que las rutas marítimas cambian hacia Mallorca al escogerse a Tarraco (Tarragona) como capital de la provincia de la Tarraconesis.

Los vándalos llegan hacia el año 424, y posteriormente será ocupada por bizantinos y árabes.

Los árabes se asentaron en lo que hoy es la capital a partir del siglo IX, a los que se añade población bereber del norte de África. La influencia árabe se percibe en el tipo de construcción de la casa típica ibicenca, su vestimenta e instrumentos musicales. Se construyó una gran mezquita en la colina de la capital sobre las ruinas de un templo en honor de Mercurio, fortificando las murallas de la ciudad.

El 8 de agosto de 1235, las tropas del Reino de Aragón conquistaron la ciudad. Según cuenta la leyenda, la fortaleza era inexpugnable. Hubo una disputa amorosa entre el gobernador árabe –al parecer tenía una relación con su cuñada- y su hermano, por lo que éste, en venganza, reveló la existencia de un pasadizo secreto bajo las murallas. En la Capilla de San Ciriaco se puede ver la entrada del túnel.

Tras la ocupación catalana, los pueblos cambiaron sus nombres, adoptándolos de santos cristianos: Sant Antoni, Santa Eulalia, Sant Miquel, Santa Agnes, Sant Rafel …

J.A.T.