LAS PIRÁMIDES DE GUIZA (II)

 

Aunque la construcción de las pirámides siempre fue misteriosa, se sabe que el método más fácil podría haber sido con palancas de madera o bronce. Una vez establecido el primer escalón, se usaba una máquina hecha de troncos para elevar las piedras al segundo escalón, y así consecutivamente.

Científicos de la Universidad de Ámsterdam han descubierto recientemente cómo los egipcios consiguieron mover esta gran cantidad de piedras para construir las pirámides sin demasiados problemas.

A modo de ejemplo, la Gran Pirámide de Keops posee bloques que varían su peso entre 2-60 toneladas. Solo para esta obra, se necesitaron más de 2.000.000 de bloques. Y justamente para transportarlas hasta el lugar de la construcción se utilizaba una losa a la que se ataba una cuerda a manera de “trineo”, arrastrándola por zonas donde previamente se había humedecido la arena para permitir un mejor deslizamiento.

En las pruebas realizadas, los físicos crearon una versión de laboratorio de aquel trineo egipcio y lo colocaron en una bandeja de arena. De esta forma simple, se determinó tanto la fuerza de tracción requerida, así como la rigidez de la arena de acuerdo a la cantidad de agua en la arena. Los resultados mostraron, según los científicos, que al usar la cantidad adecuada de agua se podía reducir a la mitad el número de obreros necesarios para arrastrar los trineos.

“Demostramos de forma experimental que la fricción deslizante sobre arena se reduce enormemente al añadir un poco –pero no mucho- de agua”, dice el estudio cuyo equipo de autores lideró el profesor Daniel Bonn y cuyos resultados publica revista especializada Physical Review Letters.

Quienes hayan construido castillos de arena pueden entender el planteamiento de los científicos: es imposible mantener una forma tanto si la arena es seca, como si está demasiado mojada. La clave está, como en esos castillos de arena, en la cantidad justa de humedad.

Los investigadores sostienen que para facilitar la tracción de los pesados trineos por el desierto, lo más probable es que los egipcios mojaran la arena frente al trineo. Según han demostrado sus experimentos, la humedad justa de la arena reduce a la mitad la fuerza necesaria para empujar un objeto.

140501112130_Sobre la arena húmeda (derecha), el peso se deliza mejor.

Sobre la arena húmeda, el peso se desliza mejor.

En el laboratorio, se creó un modelo del trineo egipcio sobre una superficie de arena. Se determinó la fuerza requerida y la consistencia de la arena en función de la cantidad de agua presente en la arena.

Para medir la firmeza utilizaron un reómetro, un instrumento de laboratorio usado para observar cómo fluye un líquido o una mezcla bajo la acción de fuerzas externas. Así vieron que la fuerza necesaria para mover el trineo disminuía de manera proporcional en función de la firmeza de la arena.

La razón es que cuando se agrega agua a la arena, surgen los llamados puentes capilares, pequeñas gotitas de agua que unen a los granos entre sí. En presencia de la correcta cantidad de agua, la arena húmeda del desierto es alrededor de 2 veces más firme que la arena seca, según las conclusiones de los físicos. Así, un trineo se desliza con mucha más facilidad sobre la arena firme simplemente porque esta no se acumula por delante del vehículo como lo hace la arena seca.

En este fresco se puede observar a un trabajador arrojando agua por delante del trineo.

En este fresco se puede observar a un trabajador arrojando agua por delante del trineo.

Según los científicos, los constructores egipcios conocían este útil truco. Y como prueba, señalan la pintura de una de las paredes de la tumba de Djehutihotep, jefe de una de las regiones del Alto Egipto durante los reinados de Amenemhat II, Sesostris II y Sesostris III (1914-1852 a.JC.) que muestra claramente a una persona parada en la parte delantera del trineo arrojando agua sobre la arena (foto dcha).

Otro de los problemas era establecer una base “a nivel”. La nivelación de la base se consiguió con agua, nivelación imprescindible para que confluyera cada una de las caras de la pirámide en un mismo vértice. Conocedores del Nilo, sabían que el agua siempre halla su nivel (eso les enseñó el Nilo inundación tras inundación). Así el perímetro fue llenado de agua, -como una isla artificial- marcando el “nivel” a partir del cual empezar a construir. Con esta forma de nivelar se consiguen resultados muy precisos, aunque hay que señalar que en la pirámide hay un pequeño error en el nivel de la plataforma situada bajo los bloques de piedra: se eleva ligeramente hacia la esquina sudeste. Aun así, en la Gran Pirámide, la diferencia entre el nivel de la base en altura es de menos de 2,1 cm. y la diferencia máxima entre la largura de los lados es de 4,4 cm.

El siguiente paso consistiría en alinear y orientar cada lado de la pirámide, que también se puede conseguir de forma muy elemental. Se nivela un poste con una piedra atada a una cuerda –a modo de plomada- y se marcan las sombras del amanecer y atardecer de un mismo día. Posteriormente, con una cuerda se saca la mediatriz y obtendremos una línea Norte-Sur.

Trazar ángulos rectos en las esquinas de la pirámide no era ningún problema para los constructores egipcios, quienes solían utilizar cuerdas con nudos equidistantes (generalmente de 12 nudos) que servían de marcas, por lo que podía hacerse un triángulo equilátero (4 nudos por lado), o rectángulos (con lados de 3, 4 y 5 nudos).

Comentaremos otras curiosidades en la siguiente entrada.

(J.A.T.)

Agradecimiento información y fotos: www.bbc.com

Esperamos que haya sido de su agrado el artículo: Egipto: Las pirámides de Giza (II)