Baños árabes del Alcázar Califal

El número de baños públicos de una ciudad era una manera de determinar la importancia de una ciudad en la época califal según los autores islámicos de la época. Como ya comentamos, Córdoba fue, por mucho tiempo, la ciudad más importante y capital política de Al-Ándalus. Así, con el califa Abderramán III (912-961) la ciudad contaba con unos 300 baños, y en la época de Almanzor (976-1002), se duplicó su número. Los historiadores suelen distinguir entre baños emirales, califales, almorávides, almohades, nazaríes o incluso mudéjares.

Este es el más importante de los baños árabes (o hammam) mejor conservados en Córdoba, situado en la plaza del Campo Santo de los Mártires, de la época califal, ordenado construir por Al-Hakam II (961-976), y formando parte del Alcázar Califal. Este baño permaneció en uso después de la caída del califato, aunque durante la época almorávide (1086-1147) y almohade (1147-1213) sufrió importantes reformas que alteraron su forma original.

En 1328, el rey Alfonso XI –quien mandó crear un baño para su favorita Doña Leonor de Guzmán en las dependencias del nuevo Alcázar Cristiano-, hace soterrar los Baños Califales para crear una gran plaza de armas en su lugar, que se denominaría Campillo del Rey, hasta 1588, cuando Don Ambrosio de Morales erigió un monumento en honor de los mártires cristianos, asesinados a manos de musulmanes.

En 1691, al cavar unas zanjas para cimentar uno de los edificios del Campo Santo de los Mártires salen a la luz los restos de los Baños Califales.

En 1903, realizándose unas obras municipales de ajardinamiento, se hallan restos del baño, encargándose la investigación a Don Rafael Ramírez de Arellano, quien distingue varios aposentos y realiza un plano de los mismos, a la vez que descubre y analiza varios restos decorativos, y los data de la época del califa Al-Hakam II. Los baños vuelven a soterrarse.

En 1961, al hacer unas excavaciones a fin de hallar restos funerarios de época califal, el edificio vuelve a aparecer. Se encuentran los restos exhumados en la excavación anterior (1903) así como más estructuras, restos cerámicos y yeserías. El estudio fue más pormenorizado y concienzudo, desembocando, pocos años más tarde, en el proceso de declaración de Bien de Interés Cultural.

El visitante no debería quedarse solo con la estructura sino, especialmente, entender la importancia de los baños dentro del mundo islámico. Las abluciones y limpieza corporal constituían y constituyen una parte esencial en la vida del musulmán. Eran preceptivos de la oración, además de constituir un rito social. Con ese objetivo se realizó un plan de musealización. Desde Octubre de 2006 se encuentra abierto al público, y la distribución de salas es como sigue:

SALA I: Vestíbulo.

Podemos encontrar una breve introducción histórica del sitio, mediante paneles explicativos y maquetas de la ciudad en época califal. A partir de aquí se empieza a conocer la importancia del baño en el mundo islámico y la evolución que experimentó éste a lo largo de los años.

SALA II: Audiovisuales.

Aquí se presenta una breve proyección que complementa la información que se recibe en el vestíbulo de entrada el museo. La proyección dura poco más de 5 minutos, y aborda la importancia del baño en el mundo musulmán, su origen y evolución. Se hace una mención especial a la necesidad de conservar este tipo de edificaciones, para poder ponerlas en valor en un futuro.

SALA III: El baño andalusí.

Tras la presentación se pasa a una pequeña sala en la que se nos introduce en el mundo del Baño Andalusí. Uno de los aspectos más importantes del baño era su ceremonia de purificación, en la que se rezaba a la vez que se iban lavando las distintas partes del cuerpo. Además, el baño no sólo era beneficioso para la higiene corporal, sino que también lo era para la mental, ya que constituía un lugar de divertimento y relación social. Esto lo podemos ver en su arquitectura, recogida, aislada del exterior.

SALA IV: El baño califal.

En las siguientes salas se nos explica cómo estaba constituido el baño en la Época Califal: conoceremos su estructura, sus diferentes dependencias y el ya mencionado ritual de purificación e higiene que se seguía a través de sus salas. Esta área consta de 3 grandes salas: sala de agua fría, templada y caliente, por este orden. La más amplia y decorada, era la sala templada, lugar de encuentro y relajación. La última sala corresponde a la de agua caliente.

SALA V: El jardín andalusí.

Tras recorrer las distintas estancias del baño califal se regresa al vestíbulo de entrada, para visitar las estancias del ala occidental del museo, entrando en la sala dedicada al Jardín Andalusí, la cual se halla presidida por un gran panel que presenta una excepcional reconstrucción de un jardín taifa. El jardín andalusí pretendía reflejar la idea del paraíso, en cuyo centro solía encontrarse una gran fuente. Factores como la ingeniería hidráulica o la agricultura de regadío fueron muy potenciados en estos momentos.

SALA VI: El baño taifa.

Esta sala tiene como objetivo mostrar la evolución arquitectónica de los baños en época taifa representada en el que es conocido como Salón de Recepciones. Las principales características constructivas, la posible decoración de este espacio, su funcionalidad política… se representan en entretenidas locuciones de luz y sonido. De especial interés es la maqueta que se halla en el centro de la sala, que recrea detalladamente las instalaciones del baño que es objeto de nuestra visita.

SALA VII: El baño almohade.

Aquí conoceremos la última gran ampliación del baño, acaecida en época almohade, y que se encuentra junto al antiguo baño califal y al mencionado salón de recepciones. Junto al antiguo horno, de época califal, se halla la sala de agua caliente, cubierta por bóveda de cañón perforada por lucernas en forma de estrella. Una locución nos lleva al momento en que el rey Alfonso IX, supuestamente sentado en la sala templada, solicita al alarife Mohamed construir unos baños en el Alcázar Cristiano.

SALA VIII: Caldera, horno y servicio.

Esta el parte final de la visita, en la que se nos muestra el espacio responsable de generar el calor y el agua caliente necesarios para el correcto funcionamiento y mantenimiento de unos baños. Hay paneles explicativos ayudados de más locuciones que simulan calor y fuego en la caldera, explican los mecanismos empleados y las partes en que se dividían. Todo estaba estudiado para que la temperatura de las diversas estancias se mantuviera constante.

J.A.T.

Agradecimiento información/fotos a: www.artencordoba.com