BARCELONA: UN POQUITO DE SU HISTORIA

Siglos VII a. JC– VI a. JC: Aquí aparecen los primeros pobladores destacados: los layetanos, un pueblo íbero.

Después de la Primera Guerra Púnica, para intentar compensar las consecuencias de la derrota, los cartagineses iniciaron una política de expansión en la península ibérica.

Según una leyenda, Amílcar Barca, padre de Aníbal , fundó la ciudad en el año 230 a. JC, por lo que el nombre Barcelona deriva del linaje cartaginés Barca. Sin embargo, no hay pruebas de la presencia cartaginesa en el llano de Barcelona.

Durante el inicio la Segunda Guerra Púnica, Aníbal Barca ocupó la población en el transcurso de su marcha hacia los Pirineos.

218 a. JC: Los romanos, lograron conquistar la ciudad.

15 a. JC-10 a. JC: Los romanos se establecieron definitivamente y la ciudad fue rebautizada como COLONIA IVLIA AVGVSTA FAVENTIA PATERNA BARCINO. En el mapamundi de Claudio Ptolomeo aparece con el nombre Barcino, asumiendo la forma de castrum (fortificación militar) en sus primeros tiempos aunque el comercio fue reorientando la importancia de la ciudad.

I a. JC: Se construye un templo dedicado al culto del emperador romano Augusto.

La ciudad se establece sobre el monte Táber (un cerro situado en el Barrio Gótico, a 16,9 m. sobre el nivel del mar) desde el que podían vigilar los barcos que entraban al puerto antiguo y, a partir de aquí, se va extendiendo, coronando las 7 colinas o cerros (turós) que la rodean:

  • Turó del Carmel: tiene 266 metros. Es la colina más alta y más visitada ya que en su camino está el Parc Güell). También es conocido como La Muntanya Pelada (La Montaña Pelada), por carecer de vegetación en su cima.
  • Turó de la Rovira: tiene 262 metros. El nombre proviene de un antiguo bosque de robles que había en la zona (Turó de la Rovira = “colina del robledo”). Aquí se descubrió un poblado layetano (íbero) de los siglos IV a. JC-I a. JC): parte de la muralla y de las puertas de acceso y 44 silos con material arqueológico. En su parte más alta están los búnkeres de la Guerra Civil. En 1938, los republicanos instalaron en la cima unas baterías antiaéreas (4 cañones Vickers de 105 mm.).
  • Turó de Creueta del Coll: tiene 249 metros. Hay un lago que llena la antigua cantera y hay una escultura de Eduardo Chillida: Elogio al agua”.
  • Turó del Putget: tiene 180 metros. Desde aquí es posible observar una panorámica de 360º de la ciudad.
  • Turó de la Peira: tiene 133 metros.
  • Turó de Monterols: tiene 127 metros. También era llamado Turó d’en Gil, un pequeño cerro que apenas sobresale. Era propiedad de la familia Gil y en 1940 el Ayuntamiento lo compró y lo convirtió en un parque público.
  • Turó d’en Modollell: tiene 121 metros y esta colina forma parte de las calles y está “encubierta” por el paisaje urbano.

Siglo I: Fue amurallada por orden del emperador romano Claudio.

Siglo II: Contaba con una población de entre 4000 y 8000 habitantes.

Siglo V: Los visigodos la convirtieron durante pocos años en capital de los territorios hispanos, traspasando después el poder hasta Toledo.

Siglo VIII: Barcino es conquistada por Al-Hurr, valí de Ifriqiya, tras una campaña para conquistar la Tarraconense de los godos.

801: Ludovico Pío, del Imperio carolingio, la devuelve al territorio cristiano, incorporándola a la Marca Hispánica.

985: Los ataques musulmanes no cesaron y, en este año, las tropas de Almanzor destruyeron prácticamente toda la ciudad, llevándose un cuantioso botín y un elevado número de cautivos que más adelante serían vendidos como esclavos o rescatados a cambio de importantes sumas de dinero. Las crónicas bautizaron este triste suceso como “el día que Barcelona murió”.

Borrell II inició la reconstrucción dando paso al floreciente periodo condal. Durante este período la ciudad destacó entre las tierras catalanas y el conjunto del dominio de la Corona de Aragón, y fue, junto con otros puertos de la Corona, como Tortosa, Palma de Mallorca, Nápoles o Valencia, de donde partieron numerosas tropas y recursos hacia la empresa de tomar nuevas posesiones.

Siglos XIII-XIV: La ciudad floreció y llegaría a ser una de las principales del Mediterráneo occidental, destacando en el plano comercial, aunque no llegó al nivel de Génova y Venecia, que dominaban el comercio en el Mediterráneo y entre Europa y Asia.

Siglo XV: A partir de este siglo se inicia su decadencia, que iría prolongándose a lo largo de los siglos siguientes. Las tensiones derivadas de la unión dinástica con Castilla, iniciada con el matrimonio entre Fernando II de Aragón e Isabel de Castilla, alcanzó su momento álgido con:

  • la Guerra de los Segadores (Guerra dels Segadors) (1640-1652) –la sublevación de los campesinos y segadores por los abusos del ejército real y cuyo hecho más relevante fue el asesinato del Conde de Santa Coloma, virrey de Catalunya-, y posteriormente, con
  • la Guerra de Sucesión (1706-1713), causada básicamente por la muerte sin descendencia de Carlos II de España (último representante de la Casa de Habsburgo) hasta que se convirtió en una guerra civil entre borbónicos (partidarios de Felipe de Anjou o de Borbón, nieto de Louis XIV de Francia) y austracistas (partidarios del Archiduque Carlos de Austria –conocido también como Carlos III de España-). Esto significó la desaparición de muchas de las instituciones propias de Cataluña, así como la prohibición del catalán y la construcción de la fortaleza militar de la ciudadela.

Siglos XVIII-XIX: La recuperación económica y la industrialización propiciaron que Barcelona volviera a convertirse en un importante centro político, económico y cultural, al frente de la llamada Renaixença (Renacimiento). Este auge se vio motivado por factores como que se asentara en Barcelona el monopolio de comercio textil entre España y Cuba, en un momento de crisis en la industria textil de algodón mientras que, en otras partes del país, la industria se debilitaba debido a la crisis.

La ciudad pudo derribar sus murallas y, en 1897, se anexionó 6 municipios limítrofes. Esto le permitió crecer y planificar su desarrollo urbano e industrial liderado por el innovador plan del Ensanche de Ildefonso Cerdá, que trazó las calles en cuadrícula y las esquinas en chaflán.

También fue sede de las Exposiciones Universales de 1888 y 1929, así como de los Juegos Olímpicos de 1992 que propició un nuevo desarrollo urbanístico.

J.A.T.