MONTJUÏC

La atribución tradicional de la etimología de Montjuïc es la de Monte de los judíos, supuestamente del catalán medieval, motivada por la existencia, confirmada por los documentos y la arqueología, de un cementerio judío en la montaña.

Igualmente se contempla la posibilidad de que este topónimo venga de la forma latina Mons Iovis, es decir, Monte de Júpiter, nombre mencionado por Pomponio Mela en su obra Corografia.

Se han encontrado los restos de un poblado ibérico del siglo III a. JC y siglo II a. JC.

Siempre ha sido un lugar estratégico desde el cual defender la ciudad, por lo que desde la antigüedad ha habido una fortaleza en su cima. En 1751 se construyó el actual castillo, obra de Juan Martín Cermeño, que fue ocupado por los franceses durante la Guerra de la Independencia.

Es internacionalmente conocido por haber servido de referencia para la estimación de la primera definición del “metro”: los comisionados ante la petición de la Asamblea Nacional Constituyente, Jean Baptiste Joseph Delambre y Pierre Méchain, midieron la longitud de arco del meridiano que pasa por Francia, de Dunkerque a Montjuïc, entre 1792-1798, cuyos resultados de la medición sirvieron para establecer el Sistema Métrico Decimal.

Al igual que ha sido un punto estratégico para la defensa de la ciudad, lo ha sido para controlarla, junto con la fortaleza de la Ciudadela en el otro extremo de la ciudad. En diciembre de 1842, las tropas del general Espartero durante su regencia bombardearon la ciudad desde el castillo; y el general Juan Prim la volvió a bombardear entre septiembre-noviembre de 1843 para poner fin a la revolución popular de la Jamancia.

El castillo también ha sido usado en muchas ocasiones como prisión para presos políticos hasta los tiempos de la dictadura de Franco, y donde posteriormente eran fusilados y enterrados en el cementerio del lado suroeste de la montaña. Durante el siglo XIX-XX hubo muchos fusilamientos: varios anarquistas (entre ellos el pedagogo Francisco Ferrer y Guardia), los generales Manuel Goded Llopis y Álvaro Fernández Burriel, ambos por el alzamiento en contra de la República, y en 1940, presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluís Companys,.

Antes hacíamos referencia a que los judíos enterraban aquí a sus muertos, siendo este cementerio medieval el más grande de Europa de su época. Dicho cementerio se localiza en un pequeño campo ubicado en la vertiente nororiental de la montaña de Montjuïc, a unos 100 m. sobre el nivel del mar, desde donde se dominaba toda la ciudad medieval de Barcelona, en la que se hallaba la judería. Las primeras noticias escritas que existen sobre esta necrópolis judía, datan del siglo XI (1091). Esta necrópolis perduró hasta el fin de la judería en el año 1391, momento en el que sufre su devastación y el saqueo de las lápidas funerarias.

Ya desde el siglo XVII se tienen referencias históricas de la ubicación, bastante precisa, del cementerio judío. Fue en 1898, con la construcción de unas baterías de defensa costera en pleno recinto del cementerio, cuando se tuvo constancia de la primera actuación arqueológica efectuada dentro del recinto, de manera más o menos controlada. Este hecho permitió confirmar que la necrópolis se extendía a ambos lados del camino que conducía al castillo de Montjuïc, y que se corresponde con la actual carretera del Castillo. Los trabajos de excavación arqueológica de 1945 y de 2001 han permitido documentar una parte de la necrópolis con más de 700 tumbas.

A partir de las características de la fosa, su orientación, la posición de los cuerpos y de la relación de espacio entre las sepulturas se puede establecer una cronología de la necrópolis que abarcan los siglos IX-XIV.

Se trata, por sus características, del conjunto más grande, significativo y representativo de la memoria y la cultura de la comunidad judía de la época medieval en Cataluña y, muy probablemente, en el Mediterráneo occidental.

J.A.T.

Agradecimiento fotos:

Cabecera: Year of the dragon – CC BY-SA 3.0

Cementerio judío: Andreasklug – CC BY-SA 3.0