EL BARRIO JUDÍO (EL CALL) -I-

El Barrio Judío (El Call) se encuentra en el Barrio Gótico. Hace poco tiempo se descubrió una sinagoga antigua, que se restauró y se ha abierto al público.

La presencia de los judíos en Barcelona está documentada desde antes de la existencia de este barrio, aunque se desconoce si ya constituían una comunidad.

c. 850: una tradición recoge la existencia de una carta del gaón Amram de Sura (Babilonia) a los judíos de Barcelona.

877: el judío Judacot hace de emisario entre Carlos II el Calvo (rey de Francia) y los barceloneses, y entrega al obispo Frodoí 10 libras de plata para reparar su iglesia.

985: En el asalto de Almanzor a Barcelona mueren varios judíos y las propiedades de los que no tenían herederos pasan a manos del conde.

1053-1071: Los Usatges de Barcelona (usos y costumbres que forman la base de las constituciones catalanas) incluyen algunas disposiciones referentes a los judíos.

Siglo XI: Aparece el 1er documento sobre un barrio judío en Barcelona, mencionando una calle “que solebat ire ad callem judaicum”. La palabra “call” significa “calle pequeña” o “callejón”.

El nombre se extendió a todo el conjunto de calles ocupadas por los judíos, es decir, al barrio judío, y la comunidad de judíos recibió el nombre de aljama. Las autoridades municipales no tenían ninguna jurisdicción sobre el Call, dependiendo directamente del rey; pero ya a partir del siglo XIV se dictaron ordenanzas restrictivas para los judíos, aunque sólo a situaciones fuera del barrio del Call.

Como en el resto de las comunidades españolas, los judíos de Barcelona pasaron por diferentes etapas de convivencia con el resto de los pobladores de la ciudad.

Siglo XII: el célebre escritor y viajero hebreo Benjamín de Tudela consignaba en su Libro de viajes (Séfer Masaot) la existencia de una “comunidad santa de hombres sabios y prudentes y grandes príncipes”.

Siglos XIV-XV: a partir de estos siglos, la judería de Barcelona se convirtió en un ghetto, donde se les segregaba, se les confinaba y, en ocasiones, se les agredía.

En la toponimia de Barcelona permanece indeleble el recuerdo del Montjuïc, el Mons Judaicus o monte de los judíos, donde la comunidad hebrea enterró a sus muertos durante siglos.

La organización interna de la aljama correspondía a los propios judíos, con un autogobierno confirmado por privilegio real. La comunidad se regía por un régimen oligárquico, integrado por los miembros ricos y doctos; los dirigentes se denominaban neemanim. Un consejo formado por 10 miembros, que seguía el modelo del gobierno municipal barcelonés, supervisaba la gestión de los neemanim y controlaba el órgano ejecutivo. Cada comunidad tenía autoridad para promulgar ordenanzas (taqqanot), que regulaban la vida comunitaria, religiosa, económica, social, educativa y ética de sus miembros.

Dentro del call, los judíos…

  • vivían según el calendario religioso hebreo, observando los sábados y las festividades religiosas según sus leyes y sus costumbres,
  • estudiaban los textos clásicos como la Biblia y el Talmud,
  • se casaban y divorciaban según la ley judía,
  • se presentaban ante el bet din cuando había pleitos entre ellos,
  • mantenían instituciones sociales, religiosas y docentes propias.
  • desarrollaron su cultura y crearon obras maestras que formarían parte de la literatura judía universal.

Las ordenanzas promulgadas por la aljama eran a menudo confirmadas por los monarcas. En el ámbito religioso, los administradores de la comunidad tenían que mantener el culto público, abastecer los alimentos cásher y organizar los entierros. Un tribunal con jueces expertos que actuaban de acuerdo con la ley judía y con el consentimiento del monarca tenía el derecho de pronunciar sentencia entre los judíos en pleitos civiles y criminales.

Los judíos, bossa e tresor del rei”, tenían el deber de pagar impuestos: cada año el rey les obligaba a pagar una cantidad determinada. La aportación económica era repartida por los secretarios de la aljama entre los cabezas de familia. Para una mejor recaudación del impuesto, se crearon las colectas (agrupación de juderías), que tenían que pagar también las cenas e impuestos extraordinarios cuando el rey necesitaba dinero para una guerra o unas fiestas de coronación. Los judíos mantenían y cuidaban los leones y otros animales que poseía el rey.

En el año 1079 la población judía era de unas 70 familias, mientras que en el siglo XIV llegaba a unas 4.000 personas. Al aumentar el número de familias y llegar los judíos expulsados de Francia se hizo necesaria ampliar el barrio, creándose el Call Menor.

J.A.T.

Agradecimientos:

Fuente de información: Caminos de Sefarad (Red de Juderías de España)

Foto cabecera: De Ferbr1 – Trabajo propio, CC BY 3.0