Desde la preocupación por las violaciones sistemáticas de los Derechos Humano-Religiosos en Rusia, China o Eritrea, y que inquieta sobremanera a EL OBSERVADOR –que solo pretende hacerse eco de situaciones problemáticas que acaecen en el mundo- reproducimos el artículo del escritor Juan Andújar, el cual nos ha concedido su autorización para hacerlo, y al que expresamos nuestro agradecimiento.

EL OBSERVADOR

¿Derechos humano-religiosos en Rusia?

Un operativo de las fuerzas OMON (Fuerzas especiales del Ministerio de Interior ruso), acompañado por agentes de la FSB (Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa) y miembros de la Policía irrumpen armados hasta los dientes en hogares cristianos, apuntando a la cara de sus ocupantes e intimidando a los niños y a los abuelos de la familia.

En la atractiva ciudad de Omsk, cuyo caudaloso río Irtish que la atraviesa transmite una sensación que recuerda “El Don apacible”, de Mijaíl Shólojov, se produce y repite esta escena, que parece más propia de un país en guerra cuyas fuerzas del orden atrapan a peligrosos conspiradores.

¿De qué hogares cristianos se trata? Son testigos de Jehová que, en esa brutal entrada, empujados contra la pared o arrojados al suelo como si de peligrosos criminales se tratara, son golpeados brutalmente.

¿Su delito? Ser lo que son, como lo son en España algo más de ciento quince mil españoles, y vivir conforme a su modo de ver y entender la Biblia y sus preceptos, que es verdad que no gustan a todos, pero es que ciento quince mil personas, aparte de los miles de simpatizantes, que los tienen, no son un grupo insignificante que se deba ningunear. Merecen respeto. 

Los Testigos se enfrentaron sin armas al poderoso Hitler y rehusaron ‘arrodillarse’ ante la esvástica o pronunciar el Heil Hitler! Más de dos mil quinientos murieron en campos de concentración o asesinados, decapitados o fusilados. Y en nuestro país lucharon pacíficamente por el derecho a la libertad de conciencia en lo que respecta al servicio militar, llegando a tener en un momento dado casi a mil jóvenes encarcelados.

En Rusia, tan solo entre septiembre de 2017 y agosto de 2018, se han conducido más de cuarenta redadas en hogares privados, arrebatándoles sus propiedades; sus locales de culto han sido objeto de actos vandálicos; más de veinticinco Testigos han sido encarcelados; se han producido treinta y dos actos de intimidación policial, y hasta se ha decretado que habrá que arrebatarles a sus niños para “resocializarlos”.

En mayo de 2019, las autoridades de las regiones de Arkángel y Volgogrado (Rusia) iniciaron procesos judiciales en contra de dos testigos de Jehová mayores de 70 años. Se trata de Kaleria Mamíkina y Valentina Majmadgáeva, de 78 y 71 años respectivamente, que han sido acusadas falsamente de participar en actividades “extremistas”, como terroristas al uso, solo por practicar su religión.

Se han proscrito sus publicaciones y su traducción de la Biblia al ruso… Leyendo algunos de estos informes me sobrevino un escalofrío al recordar las palabras de Heinrich Heine, en su obra de teatro Almanzor (1820-1821): “Allí donde se queman libros, se acaba por quemar seres humanos”. No parece que ya se estén quemando libros, pero basta con atisbar el síntoma: la intolerancia.

Juan Andújar
Escritor registrado en
CEDRO, A08167